Lo que era una discrepancia técnica entre Tribunal Constitucional y Tribunal Supremo se ha convertido en una refriega frontal, donde quienes debían ser guardianes del Derecho dan un flaco ejemplo utilizando "golpes bajos". EL Tribunal Supremo acuerda rechazar la intromisión en su parcela del Tribunal Constitucional, el Fiscal General del Estado se queja del Tribunal Constitucional, el Tribunal Constitucional se queja ante el Presidente del Gobierno (como el primo de Zumosol), y mientras tanto los Albertos brindan con champan.
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