Una de las obras más interesantes y singulares del dibujante de cómics salido del underground de Los Angeles en los 80, Beto Hernández, es el recorrido semi-autobiográfico de Tiempo de canicas. Unas páginas en las que muestra cómo discurrían las complejas relaciones de los niños, que no hacían otra cosa que simular el mundo irracional de los adultos
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No teníamos tiempo para estar jugando porque en cuanto podíamos, nos llevaban al parque, al cine (por 300 ptas he llegado a ir en día del espectador), a la biblioteca...
Y sobre la tele en nuestro cuarto, me confesó mi madre que era porque así nos dormíamos en la cama, media hora como mucho aguantábamos. Si no, nos quedábamos en el sofá o en la silla de la cocina y luego dábamos más mal
En las tardes-noches de invierno, después de los deberes, a leer y hacer cruceta (mi hermana llegó a hacer ropa hasta para sus Barbies).
Otra cosa es que no les veamos jugar con nada en la calle porque... no salen a jugar a la calle, o no se les deja. Las ciudades son cada vez más estúpidas para que los niños puedan jugar en la calle, y en los pueblos cada vez hay menos niños.
Luego empezaron a poner que había un asesino en serie o un violador en cada esquina y los padres se ponían paranoicos cada vez que salía un caso.
CC. #34
Todavía hay gente que cree que habría grupos satanistas matando gente.
El problema es que antes mataba, robaban y secuestraban a 100 niños y te enterabas de 1. Ahora insultan a uno en la otra punta de españa y sale en las noticias 3 días seguidos, EL HORROR!! pero pasar pasan menos cosas.
Lee el artículo.
Hay gente que no va a estar contenta nunca.
Las "armas" nos las haciamos nosotros mismos y yo era uno de los traficantes de "municiones" porque mi abuela tenía una zapatería y otro colega, cuyo padre era carpintero,… » ver todo el comentario
Al hilo de tu vistosa recuerdo que los sábados por la tarde ponían “Sesión de tarde” y si la película era de “vaqueros” jugábamos a eso o de la segunda guerra mundial… uno era de un bando y otro de otro. Era un pilla-pilla mezclado con escondite básicamente
Nota: nadie querría ser indio o japonés
También hacía velas con cañas y bolsas de la compra que luego le ponía a los coches de juguete y los hacía correr por mi calle conmigo detrás.
Y la de cometas que yo… » ver todo el comentario
(Lo de los continentes)
Otras! Los paracaídas esos que vendían, ya ni me acordaba
También me he acordado de los soldados que se vendían todavía pegados a los bordes de plástico.
Las ideas de #17 y #18 yo creo que las teníamos casi todos, aunque algunos con más intensidad , pero en general le sacábamos partido a cualquier cosa. Normal que con la llegada de los videojuegos algunos se comieran horas y horas de nuestra infancia, no por falta de imaginación, sino por exceso, ya que le sacábamos a los juegos incluso muchas cosas para las que nunca fueron pensados ( de ahí gran parte de los mods, por ejemplo ).
Tenías tu más recursos que los niños de ahora que no tienen ni parcelas, ni tiempo ni agua.
Luego ya más mayores descubrimos las bombas de salfuman y aluminio. Crema
Lo mejor era luchar contra los del cuartel de la guardia civil. Atacábamos su cuartel general, y si bien su posición desde la altura amurallada era mejor y nos machacaban, el resultado final nos era favorable debido a las hostias que recibían nuestros "enemigos" de sus padres, ya que el patio del cuartel se quedaba lleno de arena, piedras y mierda.
Y estas modas se iban como venían y queda una caja llena de trastos que mis sobrinas han vuelto a aprovechar.
En un folio ponía los resultados con cuartos de final, etc
O con pinzas de la ropa me hacía mis carreras de Fórmula-1
Desarmaba la pinza y como como tiene una zona recta se deslizaba, la otra parte parece un vehículo aerodinámico (más o menos, entiéndase)
Y a deslizarlo por el pasillo
Al llegar las pinzas de colores las azules eran Ford, las rojas Ferraris y así
PD: Y luego pegarle fuego a ver como se desmonta lanzando palos ardiendo en todas direcciones
Eso sería a principios de los 80, (yo soy del 72) luego ya vinieron Perico Delgado y Miguel Indurarin, pero esto fué un poco después, ya para le segunda mitad de los 80 y principios de los 90.
Es cuestión de dejarles, ofrecerles,... Que se aburran, tiren de imaginación y se busquen la vida.
Grande NKono
Nota: la mía hace parecido.
Vivíamos al límite.
Hoy en día eso ya se juega con ordenador y le han puesto de nombre SIMS.
Y oye he salido normal y todo, que parece que si no jugabas a lo salvaje no has tenido infancia
es broma
www.youtube.com/watch?v=a3NXsQh-rbY
Es como comparar cuando jugábamos al fútbol con un balón de playa, con zapatos y ropa de calle, en un descampado con desnivel y montando las porterías con un montón de piedras con jugar en un campo de juego con porterías, con equipación y con un balón de reglamento.
Se juega con lo que se puede, no hay más.
Idealizar la pobreza no es bueno.
Edit: Vale, esto era para el ignorante del ignore, el tal C00100100, en #_6 con el que no recuerdo haber interactuado nunca.
Voto negativo por perdida de tiempo.
Ojalá hubiera tenido lo que tenemos hoy.
Mi hija con 5 años se divierte pintando, saltando en el sofá o la cama, montando legos, haciendo bromas(absurdas para un adulto) a sus padres, en el parque corriendo con la bici o patinete, jugando a pilla pilla...
no sé de que tiempos habla el titular...
Yo veo gente describiendo cómo jugaba de pequeño.
Polo San Amaro, trompos o faiado
La primera es que han de salir sí o sí al parque con los padres, ya no está eso de los 80 de ir a un "descampao" y que tu madre gritase, "a cenar" por la ventana. Ahora dejas al niño así, y llaman a servicios sociales.
La segunda es que las calles están infestadas de coches, no sólo en movimiento, sino aparcados. Antiguamente, en el pueblo los niños de la calle, cortaban la calle, y se ponían a jugar… » ver todo el comentario
Las canicas eran caras y depende del terreno donde jugar no eran convenientes.
- En la playa hacíamos pistas en la arena ¡ usábamos canicas!
- En la plaza donde la fuente : Suelo liso. Usábamos chapas rellenadas ( para darle más peso ) con la corteza de la naranja/mandarina que teníamos de merienda