España pierde terreno en el campo de la innovación y se sitúa en el grupo de cola de la UE, junto con países como Estonia, Polonia o Eslovaquia, según la clasificación correspondiente a 2005 elaborada por la Comisión Europea. El Ejecutivo comunitario advirtió de que, de no invertirse esta tendencia, la falta de innovación pondrá en riesgo el crecimiento de la economía española a largo plazo.