En esta ocasión, me detendré en uno de esos momentos culminantes en el que la Iglesia Jerárquica no tuvo escrúpulos en chulear a Jesucristo, a Dios y la religión, al servicio del fascismo español. El instante en que, gracias a la teología, los obispos convirtieron a Cristo en abanderado fascista, falangista y requeté. (Conste no añado ni una coma ni a titular ni a entradilla)
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