"Nunca ha habido tanta gente comprando entradas para conciertos. Nunca ha habido tanta gente a la que le importe menos la música de los conciertos", apuntaba el guitarrista de Vetusta Morla, Guille Galván, en sus redes hace unos días. Una sensación compartida por toda la industria que celebra por un lado que las ventas en los grandes recintos se agoten con rapidez por muy caros que estén los precios mientras lamenta al mismo tiempo que las pequeñas salas languidecen.
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etiquetas: conciertos , damon albarn , vetusta morla , decepción
Perooooo es que encima vale menos.
Es más, estás jodiendo la experiencia al porcentaje que si son tus fans, por pequeño que sea.
Un comentario irónico después de la canción vale, pero ya está.
Me parece tener el ego muy grande y/o ser muy autocomplaciente.
En los primeros conciertos seguro que nadie cantaba y tuvo que ganarse al público. Qué lo haga otra vez.
Te voy a ser sincero y perdona mi lenguaje:
Creo que ir a un concierto a charlar con los amigos y tener música de fondo es de gilipollas.
¿Te imaginas hacer lo mismo en la… » ver todo el comentario
Me parece que si tienes problemas con gente que habla y canta en un concierto, deberías de plantearte acudir a ellos y escuchar su música plácidamente en tu casa sin que nadie te moleste.
Y peor algunos que justificais ese tipo de comportamientos. Lo que me faltaba, que encima que voy a disfrutar de una cosa y no me dejan tenga que ser yo el que se coma la música enlatada en vez de el que pasa de ella y se dedica a charlar en vez de escuchar.
Estoy de acuerdo con #5. Hay festivales en los que de vez en cuando ponen grupos menores que no requieren estar muy atentos, y es posible socializar agradablemente.
Discrepo amistosa, pero firmemente. Los festivales siempre (porque sí, Woodstock fue el fruto de un puñado de nepobabys) han sido un experimento capitalista sobre el límite de la tolerancia de los aficionados a la música. Por suerte, los aficionados a la música se han extinguido y ahora solo quedan gilipollas y masoquistas.
Damon joder, que salió en el 94, en Coachella la mayorìa de gente no había nacido cuando lo petabas.
Ah, y dudo que pululen por ahí muchos menores de 28-30 años que conozca Girls & Boys. La música es en muchos casos generacional.
Ahora es un producto más de consumo masificado. Lo que importa es cantidad de gente para rentabilizar sin importar la calidad del contenido. A los grupos se les recorta el tiempo del escenario y muchas veces tienen un montón de público que sólo están ahí para ver el siguiente concierto.